martes, 22 de septiembre de 2009

Kyaikhtiyo


Cuenta la leyenda que bastaría retirar un pelo de Buda que hay debajo de esa pagoda situada al borde del precipicio para que el templo y la roca se fueran al carajo (unos 1.000m de caida libre).

Pero lleva 2.500 años sin irse al carajo. Se dice pronto, 2.500 años de calor, de frío, de lluvias, de sequías, de temporales, de granizo, de nieve, de calma chicha...Pues ahi sigue, como una idea agobiante en el borde de una neurona, como una decisión indecisa.

Y pasaran otros 2.500 años, recibiendo cada día a sus devotos y devotas, aguantando inclemencias atmosféricas, con sus guerras, con sus periodos de paz, con todo lo que querais y seguirá probablemente ahí.

Dan ganas de coger la mochila, decir adiós a quién corresponda y largarse a las remotas montañas de Burma-Myanmar, en Birmania, donde se encuentra esta roca dorada.






Aqui teneis su leyenda:
“Hace 2.500 o 2.400 años, ya nadie lo recuerda bien y la verdad es que no lo importa, un ermitaño de muy mal carácter y pocas pulgas vivía aislado en la montaña. Un día, como cualquier otro, salió a ver el cielo, pasatiempo en el cual invertía gran cantidad de tiempo junto al de realizar quejas que ya ni siquiera él mismo recordaba por qué las hacía.
Mientras se encontraba quejándose de las nubes su camino se cruzó con el de Buda, el cual se encontraba retornando del Nats. Al ver al ermitaño, Buda decidió alegrarlo dándole una una reliquia como ofrenda, ni más ni menos que un cabello de Gotama.
El anciano, temeroso a que esta fuese robada, decidió ubicar el cabello bajo una gran roca en el borde de la montaña. Con el fin de permanecer constantemente cuidando la reliquia construyó una pagoda. La construcción, tras varios años, fue terminada y a la vez dotada con la consigna de que si el cabello de Gotama alguna vez era sustraído de la base de la roca, tanto esta como el templo caerían al vacio.”
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